Un viaje en metro
Era temprano, un poco después de las 8:30 de la mañana del lunes. Hora punta. Todos mirábamos nuestros móviles. Como si ese email, ese whatsapp, esa noticia, ese juego, ese vídeo, no pudieran esperar.
Fue en el cambio de línea. Como todavía me pierdo, acabé en un ascensor. Casi al entrar, noté una presencia detrás y bloqueé las puertas para que no se cerraran. Ahí estaba ella.