Una historia sobre las bolsas de plástico

Julio Sin Plástico The Goood Shop

¿Te suena esta imagen? Cuando era pequeña, para mí, era una estampa de lo más habitual. Mi abuela lavaba, secaba y guardaba cuidadosamente cada bolsa de plástico.

Por aquel entonces, nadie pensaba que las bolsas de plástico fueran malas. Al contrario, eran bienes útiles y escasos, de fabricación complicada y muy contaminante que merecía la pena cuidar para poder usarlas la mayor parte del tiempo posible.

Después, poco a poco, se multiplicaron. Aparecían bolsas por todas partes. Incluso en la frutería. Y algunos pensamos en la suerte de que ya no hubiera que lavar y tratar con tanto cuidado las bolsas, que además aparecían en formas, colores y estampados maravillosos.

La creatividad de la aldea siempre vencía y a cada plástico se le encontraba un uso. El campo se llenaba de espantapájaros y macetas de lo más extraño, mientras los contenedores del plástico aparecían prácticamente vacíos.

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Unos años después me mudé a la ciudad. Y el plástico ya no era solo barato, sino regalado. Al abrir una naranja parecía que habrías un regalo. O 25. Era hacer la compra y todo se llenaba de plásticos. Y hasta lo que no pegaba ni con cola y empeoraba de forma notable, como el café o la cerveza, pues también venía en plástico.

Poco a poco el plástico ha seguido apareciendo por todas partes. En el aire, en forma de micropartículas que respiramos, en el mar, en todos los tipos y tamaños, en cada uno de nuestros cajones, en todos los contenedores, en nuestros estómagos y en nuestros pulmones.

Y, a pesar de todo, parece que no hay que hacer sonar la alarma. Quizás algún día los bosques también sean de plástico. Y nuestras mascotas, y nosotros.

Pero yo no quiero y creo que tú tampoco. Por eso, este mes te tienes que apuntar a la celebración del julio sin plástico, 31 días para concienciarnos sobre el abuso innecesario que hacemos día a día de este material. Una excusa para demostrarnos que podemos vivir sin él, para que empecemos a practicar para hacerlo todo el año. Para que veamos que, en la mayoría de los casos, es mucho más fácil de lo que pensamos.

Y, para demostrártelo, algunos miembros del Colectivo Hola Eco vamos a llevar a cabo la primera acción conjunta en nuestro instagram donde publicaremos consejos muy muy sencillos para ayudarte a reducir plástico o a eliminarlo definitivamente en distintos ámbitos de tu vida. ¡No te los pierdas!

¿Se te ocurre alguno? Dímelo en los comentarios.

5 Respuestas a “Una historia sobre las bolsas de plástico”

  1. Catherine

    Cuando llegué a España en el año 1979, se pagaba por los cascos de vidrio y para alcanzar el fin de mes devolvía todos los cascos de vidrio que había ido acumulando a lo largo del mes. Por qué no volver a eso? Es ecológico, el vidrio es reciclable 100%, habría menos litronas tiradas en el campo, en los parques… Este es mi granito de arena.

  2. Hola, estoy totalmente en contra de las bandejas de plástico que nos dan cada vez que vamos a comprar. Por qué no iniciais una recogida de firmas en Change.org para que las prohíban o al menos limiten su uso?. Gracias.

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