Cada día, de camino al trabajo, Tommy Kleyn se enfadaba y entristecía al pasar por una zona al lado del río que estaba llena de basura.
Hasta que un día se levantó media hora antes, cogió una bolsa de basura y la llenó. Y al día siguiente otra, y al siguiente otra, y la diferencia se fue notando cada vez más.
Poco a poco se fue sumando más gente y ahora el río está tan limpio y bonito que hasta un pato decidió instalar allí su nido.
Un proyecto tan sencillo y fácilmente exportable a otros lugares y situaciones que ha inspirado un movimiento al que nos sumamos desde ya. ¿Qué sucedería si cada persona llenara una bolsa al día con los desperdicios que encuentra en su entorno? Si quieres sumarte, envía la foto de tu antes y después a su página de Facebook.