En Desula hay un vestido para toda la vida
Un vestido puede durar días, meses, años o toda una vida. Viajamos a Desula para descubrir la mejor historia que jamás nos había contado una prenda.
Hace poco leía sobre el arte de viajar desde el salón, simplemente girando un globo terráqueo, recorriendo con los dedos las rugosidades que representan montañas, acariciando la suavidad del mar, intentando memorizar nombres de ciudades y accidentes geográficos de los que nunca antes te habían hablado.
Este viaje también lo podemos hacer a través de cualquiera de los objetos que nos rodean, la única diferencia es que se vuelve más emocionante cuanto más cerca nos lleva, maravillándonos con todo lo increíble que puede suceder en la puerta de al lado.
¿De dónde viene el jersey que llevas puesto? ¿Ha atravesado montañas y océanos para llegar a ti o procede de tu propia ciudad? ¿Ha sobrevivido algunas generaciones o ha nacido ayer? Es hora de exigir conocer toda la historia.
El momento en que te das cuenta de que, aunque moje, tiene que llover, se parece mucho al instante en que descubres que, aunque tengas menos cosas (esto es relativo), es necesario cuidar y medir la manera en que compramos y producimos.
Por eso, nuestro deseo para 2016 es el siguiente:
Que llueva cuándo, cómo, dónde y cuánto tenga que llover :)
Desde el 2011, las guerrillas agricultoras transforman los árboles ornamentales que decoran la ciudad de San Francisco en árboles frutales que alimentarán a sus habitantes con fruta fresca, orgánica y gratuita.
En estos días nos gusta recordar la maravillosa iniciativa Conflict Kitchen, el restaurante de Pittsburgh que solo ofrece comida de países que están en guerra con Estados Unidos. Buscando acercar, humanizar y empatizar, en contra del miedo, simplificación y atontamiento que promueven los medios oficiales.
Como un cuento mágico o una leyenda escrita por seres extraordinarios, hace un par de meses llegó a nosotros la historia de la seda del mar.