Me pido un nuevo año de buena calidad
El año pasado me crucé con al menos con 500 personas que llevaban un café en un vaso de plástico en la mano. Caminaban con cierta prisa y, sin detenerse, daban pequeños sorbos a través de los tres agujeros de plástico. Imagino que, de pie, mientras sostenían en una mano el bolso y en los dientes el palo de plástico para remover, con la otra mano vaciaban el azucarillo mientras sostenían a duras penas la tapa de plástico. Los primeros residuos acabaron, con suerte, en una papelera de basura indiferenciada.
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