Como un cuento mágico o una leyenda escrita por seres extraordinarios, hace un par de meses llegó a nosotros la historia de la seda del mar.
Con los primeros brotes de la primavera, Chiara Vigo se adentra en las aguas turquesas que rodean Sardeña para seguir la tradición milenaria que le transmitieron su madre y su abuela, que consiste en cortar la saliva solidificada de una gran almeja, conocida en latín como Pinna Nobilis. Sin necesidad de gusanos pero con la ayuda de limón y especias, esta substancia se transforma en una delicada seda dorada.
Pero la mayor particularidad de este precioso tejido es que no se puede comercializar. Quien lo haga, recibirá una maldición divina.
Vía It Fashion