Busca la palabra kimono en google y se te llenarán varias páginas de resultados con las prendas que venden varias marcas low cost. El kimono está de moda. Se produce en serie, barato y con los estampados susceptibles de tener más éxito entre el público.
¿Pero sabías que la historia de esta prenda se remonta al siglo VIII? ¿Que llegó a Occidente a raíz de la fascinación que sentían ante ella pintores vanguardistas como Van Gogh, Monet y Renoir?
La forma de «T», los minuciosos estampados, el tejido. La próxima vez que te pongas un kimono fíjate bien y aprovecha para viajar a otro mundo, a otra época y a una cultura milenaria que jamás ha perdido su capacidad de cautivarnos.
A pesar de larga historia, a partir del siglo XVI su forma apenas ha sufrido variaciones. Tampoco ha servido para distinguir clases sociales, dejando esta función al tema de sus decoraciones, a los tejidos y a los colores.
El kimono trascendió su función de prenda de vestir para convertirse en un lienzo que reflejaba la personalidad y clase social de aquel que lo vistiera. Las mujeres no serían juzgadas por su cara pero sí por sus habilidades de costura.
Moderno e innovador más allá de la estética, el kimono se adapta y favorece a cualquier cuerpo. ¿A cuántas nuevas prendas habrá servido de inspiración?
Prenda joya, prenda historia, prenda obra de arte. Digna de formar parte de las más importantes galerías y de todos los libros de historia. ¿No se merece ser algo más que otro producto del fast fashion?
En este artículo de The Huffington Post Arts & Culture encontrarás más datos impresionantes sobre esta cautivadora prenda. 
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