Querida,
Hace tiempo que quería escribirte esta carta pero no acababa de decidirme. Las prisas, el día a día, la rutina.
Pero esta semana es san valentín y el amor está en el aire, así que quería aprovechar para decirte que tú eres y siempre serás lo más importante.
Sé que a veces paso sin mirarte, como si no estuvieras, que muchas veces actúo de forma nada sostenible, como si no te tuviera en consideración, como si ya tuviera otro lugar al que irme.
Pero tú, con cada montaña, con cada uno de tus ríos, con cada brizna de hierba que consigues hacer que atraviese el duro asfalto, con cada gota de oxígeno, con todos y cada uno de tus colores, eres mi casa.
Y no quiero dejar que pase esta semana sin decírtelo: Gracias. Gracias por ser tan fuerte, tan valiente y generosa. Gracias por tu tozudez, tan verde y tan salvaje.
Yo, humildemente, me comprometo a desaprender y a bailar más contigo para aprender a cuidarte, yo también a ti, cada día un poco mejor.
Con amor, prometo no despegarme tan fácil de ti, celebrar un san valentín sostenible, regalando con cabeza, de forma ética y sostenible, y recordando que las mejores cosas de la vida no son cosas.