El triunfo del color

Si estás o has estado recientemente en Barcelona, quizás hayas tenido la suerte de visitar la exposición El triunfo del color que estuvo hasta el 10 de enero en la Casa Garriga y Nogués, la nueva sala de exposiciones en Barcelona de la Fundación Mapfre.

Nosotros sí estuvimos allí y no hemos podido contener las ganas de contártelo, si no todo, al menos lo que más nos ha impactado.

La muestra se componía de 72 obras del Postimpresionismo, el período de transición del Impresionismo a la pintura de Vanguardia (finales XIX y principios XX), una revolución estética en la que el protagonista fue el color.

¿Sabías que Seurat elaboró un método científico para determinar la mezcla óptica con la que el ojo recompone el color en la distancia? Detrás de las pinturas hechas con tramas de puntos o pequeñas pinceladas, además de mucha belleza, hay mucha ciencia.

En cambio, Gauguin asignó al color el papel de revelar la dimensión simbólica de la pintura, creando una escuela de la que surgieron grandes obras y artistas.

La elección artificial de sus colores vehicula el afán de lo maravilloso, el deseo de volver a las fuentes primitivas del arte y al instinto de la creación.

Años más tarde, el mismo Gauguin y otros pintores como Cézanne decidieron huir para aislarse de toda influencia. Empieza la etapa de la liberación del color.

Pintar —decía Cézanne— es dejar grabadas las sensaciones coloreadas que se tienen.

Con el cambio de siglo se consolida la primacía de las sensaciones visuales a través de obras en las que el color es el que construye el tema. Es la época de «les Fauves» (las fieras).

Tanto las fotos de este post como las obras de la exposición, pertenecen a las galerías Musee d’Orsay y L’Orangerie de París. Si después de este paseo te han entrado ganas de ver más, todavía estás a tiempo de disfrutar de la visita virtual.