Cuanto más dura se volvía la enfermedad de Frida, más elaborada era su ropa, yendo más allá de la moda para expresar la fuerza, identidad y belleza que desprenden sus obras. En su armario podemos encontrar sus orígenes mexicanos, españoles y húngaros pero también un reconocimiento y complicidad con las tradiciones indígenas y el matriarcado.
Después de la muerte de Frida Kahlo en el año 1954, su marido Diego Rivera encerró toda su ropa en el baño de la casa azul, prohibiendo su apertura hasta que transcurrieran 15 años, que al final se convirtieron en 50.
En 2004, la fotógrafa japonesa Ishiuchi Miyako fue invitada a fotografiar el lado más íntimo de una artista que no quiso separar su vida de su obra, llenando de colores su dolor y su pasión.
Estas fotografías se exponen hasta el 12 de julio en la Michael Hoppen Gallery de Londres.
Las que ves las he encontrado en el maravilloso it’s nice that