Algunos voluntarios en las Islas Griegas se han propuesto convertir los restos de los naufragios en bolsas para que los refugiados sigan adelante con un símbolo de su valentía y supervivencia.
No podían quedarse quietos. No podían mirar hacia otro lado y dejarlo pasar. Tienen manos, tienen cabeza y tienen una lección muy importante que darnos.
Una idea de tantas que están ahí, a nuestro alcance, que solo necesitan de una intención o, más bien, de una decisión.
Una idea de reciclaje digna de aparecer en cualquier blog sobre ecología o vida slow, que simplemente sería una buena idea si los objetos de los que parte fueran bolsas de supermercado, lonas publicitarias o ropa vieja, pero que su contexto e intención la lleva mucho más allá, convirtiéndola en una gran lección humanitaria.
Sí, algunos se han empeñado en cambiar la inclinación de la balanza y merecen nuestra voz, nuestra admiración y nuestros abrazos.
Gracias por compartir esta noticia, AJ+